Ya en los prados de la misericordia,
nosotros; abetos errantes,
discipulos de la nada,
carreteras de ausencia
por donde se bañan
la tierra, el agua.
Nosotros, castradores castrados;
invadidos, invasores
en el mundo de las almas.
Nosotros los peces de las rias,
creadores de un alba
que se mata.
De un dia
Que se ahoga
y de una noche que recita:
Cuan pequeña es el alma
que desnuda anida
en nuestras pupilas.
Como cual ave se marcha
a desplegar sus alas,
mientras una voz; un cuerpo
que entre las rosas
se amortaja.
Asi, los invasores son los invadidos.
los castrados, castradores.
Que los discipulos de la nada
son abetos errantes, cubiertos de rosas
en los prados de la misericordia.
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