Solo un ojo; para ver dolor,
solo una mano; que golpee
y una cara, un cuerpo que reciba;
la íra, la desdicha y el miedo.
Que yo me quede temblando
y aún, hoy tiemblo
porque escucho tu voz,
porque te veo en cualquier lado,
y no me golpeabas a mí;
pero a mí, también me hacias daño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario