Lagrimas hechas de hojalata;
en manos de luz difusa,
veían frías tus calidas pupilas.
Tu cuerpo, sumergido en el mío,
tiritando entre los rojos sueños
de ausencias ausentes,
de dolor perdido
Y abrazos partidos.
Que mientras la felicidad duró,
Duraste tú, dure yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario